Al finalizar el partido disputado entre el Cádiz y el Numancia, en el que, a pesar de la victoria del equipo amarillo por 4-2, se confirmó el descenso del equipo local; el dueño del club y, hasta ese momento, presidente presentaba su dimisión y la del resto del Consejo de Administración.
Los cadistas se preguntan... ¿Para qué sirve esto? Pues en mi modesta opinión creo que para absolutamente nada.
La dirección del club que ha llevado Muñoz durante los últimos años (la verdad que al principio se convirtió en el Salvador...) ha sido lamentable. Se ha rodeado de un Consejo de Administración incompetente y, estos dos últimos años, de un director deportivo (Julio Peguero) que ha demostrado entender poquísimo de fútbol.
Ahora, con su renuncia, alguien podrá pensar que esto va a cambiar, pero desgraciadamente eso no va a suceder. Tras esta dimisión colocará como nuevo presidente a una de sus marionetas, que cumplirá con sus órdenes sin tener en cuenta las consecuencias que tendrán para el club.
Por último y no contento con esto, nos toma de nuevo el pelo diciendo que en cuanto venga un grupo que quiera comprar el club se lo venderá al instante. ¿Y quién se va a aventurar en comprar un club recién descendido a Segunda By plagado de deudas? Yo no me atrevería, la verdad.
Tuvo su momento para vender, con una situación económica más o menos estable, con el equipo en la LFP y con una afición volcada; pero por "h" o por "b" no sucedió.
El Sr. Muñoz se podría haber ido como un gran presidente, que salvó al Cádiz de la desaparición y le devolvió la ilusión a los cadista; pero se queda (y creo que por mucho tiempo) como el Lopera del Cádiz, y ya todos sabemos como está el Betis con el Lopera original.
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