Tras pasar tres eliminatorias (una por la patilla y otras venciendo a Alcalá y Orihuela) el Cádiz llegaba esta mañana al sorteo de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey con el claro deseo de que su bola fuese acompañada por la bola de uno de los dos grandes, Madrid o Barça.
Fernando Hierro fue la mano inocente que sacó la bola del Cádiz CF para a continuación sacar la del Valencia CF. De esta manera, el equipo amarillo se quedaba con la miel en los labios y veía cómo el Real Madrid irá a Ponferrada y el Barcelona a L'Hospitalet de Llobregat.
A Cádiz vendrá el Valencia, tercer clasificado en la Liga BBVA del año pasado. Evidentemente es un equipazo, pero no genera la ilusión que podía generar la visita de Ronaldo y Mourinho o la de Messi y Guardiola.
Con la visita del equipo de Unai Emery podremos disfrutar de jugadores de primer nivel (sin lugar a dudas), con un poco de suerte y si las famosas rotaciones lo permiten podremos ver de jugadores como Soldado, Canales o Piatti. Ahora bien, si a Emery le da por rotar (que será lo más probable) pisarán el césped de Carranza jugadores como Feghouli o Jonás. Con todo mi respeto para estos jugadores, no es lo mismo que ver a Özil, Benzema, Kaká, Xavi, Villa o Iniesta; o, en el peor de los casos, Higuaín, Di María, Thiago o Busquets. Las comparaciones son odiosas, pero en este caso también son obligadas.
Eso sí, hay un motivo por el que me alegro enormemente de que nos haya tocado el Valencia y éste no es otro que la vuelta a "casa" de Pablo Hernández. Será especial, porque en tan sólo un año dejó huella. Claro está, que también es posible que no venga convocado y nosotros nos quedemos sin este reencuentro.
Todo esto será dentro de dos meses, ahora... ¡¡A centrarnos en la liga!!
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