Ayer la liga volvió del parón navideño (yo lo hago hoy... Jeje!) y el Cádiz se enfrentó en el Ramón de Carranza al Poli Ejido.
El equipo amarillo ganó de manera contundente y le sirvió para situarse en solitario al frente de la clasificación, con tres puntos de ventaja sobre el Betis B y la Balona.
Pese a la goleada, poco hay que destacar del partido de ayer. Tras varias semanas de dudas, el Poli vino finalmente a jugar a Carranza. Pero vino sin intensidad, sin ganas, sin fuerza. Y es normal. La situación que atraviesa este equipo es lamentable. Los jugadores y técnicos no cobran y no saben dónde se van a encontrar mañana. Un equipo que hace cuatro años estaba en Segunda División y ahora se encuentra más cerca de la desaparición que de otra cosa.
Quizás ni por historia ni por afición se pueden comparar el Cádiz y Polideportivo Ejido, pero sí creo que es importante que nos fijemos en el club que ayer visitó el estadio cadista, porque es el resultado directo de una pésima gestión deportiva y económica.
Nosotros no estamos para lanzar campanas al vuelo, pero algo mejor que el equipo almeriense estamos y se debe evitar por todos los medios llegar a ese punto. Esto no nos puede suceder. Y la única forma de evitarlo (creo yo) es con el ascenso a Segunda División. De momento vamos por buen camino. A seguir así.
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