A perro flaco todo son pulgas

Como ya es sabido, el conjunto cadista atraviesa una grave crisis institucional que le ha llevado a la ya archiconocida Ley Concursal. Pero no termina aquí el uso de la palabra crisis en el seno del conjunto cadista; hemos pasado de la crisis de los despachos a la crisis deportiva.

Los números hablan por sí solos, una victoria en los últimos sietes partidos. Encima hay que tener en cuenta que de los siete partidos sólo uno ha sido contra un rival de los cuatro primeros clasificados (contra el líder en su casa y curiosamente fue el partido en que mejor se jugó).

Esta semana se recibe en Carranza a otro rival que está colocado en los puestos bajos de la clasificación, la U.D. Estepona. Podríamos decir que es un partido que se debe ganar fácil, pero con este equipo que tenemos nunca debemos suponer nada. ¿Y saben por qué? Porque el problema de los jugadores del Cádiz no es el rival que tengan enfrente, sino ellos mismos.

Para colmo de males, el portero Dani, que volvió a la titularidad hace un par de semanas, ha sufrido una lesión que le tendrá apartado de los terrenos de juego unos tres meses. El problema no es en sí la ausencia de Dani (que no está cuajando una buena temporada), sino que en su lugar jugará Álvaro Campos después de haber gritado a los cuatro vientos que se quería ir de este equipo. Este chaval no merece vestir más la camiseta del Cádiz (aunque no es el único claro).

Yo lo tengo muy claro, si se puede le daría la baja a Dani y lo sustituiría por Tony Costa (el meta australiano que está a pruebas). Dicen que en el amistoso que disputó la semana pasada contra el equipo húngaro tuvo una buena actuación y detuvo tres manos a manos (creo que si sumamos los que han detenido Dani y Campos en todos los partidos no le superan) y además viendo como está el tema de la portería tiene que ser muy malo para no mejorar lo presente.

Vamos Cádiz, ¡no me mates más!